Homenajes Olímpicos: Derek Redmond (I)
Si pregunto a los amantes del olimpismo, y del
deporte en general, sobre la posibilidad que realicen un ejercicio de memoria
para recordar 20 imágenes características de los Juegos Olímpicos de
Barcelona’92, seguramente, una de ellas tendría que ver con nuestro
protagonista.
Derek Redmond nació en Bletchley, una localidad que pertenece al municipio de Milton Keynes, en el condado de Buckinghamshire (Inglaterra), a unos 70 kilómetros al noroeste de
Londres. Fue uno de los mejores corredores europeos en la época de finales de
los años 80 y principios de los 90, en la distancia
de los 400 metros, batiendo el
récord británico de 400 metros en dos ocasiones. En su
palmarés destaca la medalla de oro en el Campeonato de Europa de Atletismo de
1986, organizado en Stuttgart, formando parte del equipo británico de relevos
4x400 metros, juntamente con Kriss Akabusi, Brian Whittle y Roger Black, la
medalla de plata en el Campeonato del Mundo de Atletismo de 1987, organizado en
Roma, formando parte del equipo británico de relevos 4x400 metros con los
atletas Kriss Akabusi, Phil Brown y Roger Black, y la medalla de oro en el
Campeonato del Mundo de Atletismo de 1991, organizado en Tokio, formando parte
del histórico equipo británico de relevos 4x400 metros que derrotó a la gran
favorita, Estados Unidos. Ese equipo de relevos lo formaban Derek Redmond, Kriss Akabusi, John
Regis y Roger Black.
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El Mundo Deportivo, pág. 41, del 1 de septiembre de 1986 |
Sus buenas actuaciones le permitieron formar parte de la
delegación británica que participó en los Juegos Olímpicos de Barcelona’92. Sin
duda, era una buena manera de olvidar su lesión en el tendón de Aquiles que
había tenido en los calentamientos de los Juegos Olímpicos de Seúl de 1988 y
que no le permitió debutar en la competición. Es importante recordar que, antes de los Juegos Olímpicos de Barcelona’92, Derek
Redmond se había sometido a ocho operaciones
para tratarse de diferentes lesiones.
Su debut en los Juegos Olímpicos de Barcelona’92 fue en la prueba de
400 metros individuales. Su participación no pudo comenzar mejor ya que se
clasificó en primera posición, tanto en las series de primera ronda clasificatoria
como en los cuartos de final, mostrando una gran fortaleza que lo situaban como
uno de los posibles candidatos a medalla olímpica.
El 3 de agosto de
1992, estaba todo preparado para que empezaran las dos rondas de semifinales en
el Estadio Olímpico de Barcelona. Derek Redmond competía en la primera
serie y era uno de los claros favoritos para clasificarse para la gran final,
sobre todo teniendo presente sus tiempos en las anteriores series. Sin embargo,
durante la carrera, Derek Redmond sufrió una rotura de los isquiotibiales en su
pierna derecha, a unos 250 metros del final, y sus sueños de medalla se
esfumaron. Cayó al suelo con evidentes síntomas de dolor y los asistentes
sanitarios se dirigían hacia él para ayudarlo y trasladarle a la enfermería. De
repente, el atleta británico, unos segundos después de la rotura y con una
importante cojera, decidió que tenía que cruzar la meta, a pesar de las
considerables protestas que le hacían llegar los oficiales de pista.
Sorprendentemente, el padre de Derek Redmond, Jim Redmond, apareció en escena eludiendo
los controles de seguridad hasta llegar a la pista de atletismo. Después de
hablar con su hijo, le ayudó a cruzar la meta. Derek Redmond apoyaba su cabeza
en el hombro de su padre mientras se dirigían a la meta del Estadio Olímpico reforzados con una gran
ovación de todos los aficionados.
Esas imágenes rápidamente fueron difundidas por todos los medios
de comunicación internacionales de la época. “…no estará en la final el británico Derek Redmond, que hizo vibrar al
público cuando pretendía llegar cojeando a la meta abrazado a su padre en una
escena de imborrable recuerdo.” (La Vanguardia, pág. 21, del 5 de agosto de 1992).
A nivel estadístico, el atleta fue
descalificado y su marca en los Juegos Olímpicos de Barcelona’92 figura en "No
Terminado" debido a que necesitó ayuda externa para terminar la prueba. Los
cinco atletas clasificados para la final en esa serie clasificatoria de
semifinales de los 400 metros fueron: Steve Lewis (Estados Unidos), medalla de
plata en los Juegos de Barcelona ’92, Roberto Hernández (Cuba), Ibrahim Ismail
(Qatar) y Sasumu Takano (Japón). El campeón olímpico en la prueba de 400 metros
libres fue Quincy Watts (Estados Unidos).
En la rueda de prensa posterior a la lesión, Derek Redmond explicaba
su versión de lo ocurrido “Es más fui
directo hacia la línea de meta, a pesar de la frustración y el dolor. Ni
siquiera me percaté de que mi padre estaba conmigo apoyándome. El pobre me
comentó después que le había hecho un quiebro a uno de los agentes de seguridad
para llegar hasta la pista”. (El Mundo Deportivo, pág. 36 y 37, del 5 de agosto de
1992). El atleta también lamentó su mala suerte en los Juegos Olímpicos “Eche por la borda cinco veces 365 días.
Podía haber sido plata, y en aquel instante pensé: Derek, si no llegas hasta el
final te arrepentirás para siempre. Era la única manera de enterrar una racha
de lesiones que ha impedido que mi nombre infunda respecto.” (El Mundo Deportivo,
pág. 37, del 5 de agosto de 1992).
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El Mundo Deportivo, pág. 36 y 37, del 5 de agosto de 1992 |
Lamentablemente, dos años después de los Juegos Olímpicos de
Barcelona’92, y viendo sus problemáticas con las lesiones, le recomendaron que
se retirara del mundo profesional del atletismo. Derek Redmond probó fortuna en
otros deportes, rugby, motociclismo y baloncesto, donde incluso llegó a debutar
con la selección británica.
Derek
Redmond no ganó ninguna medalla olímpica pero su hazaña, seguramente, tuvo un
impacto más importante que el preciado metal. Las imágenes protagonizadas en
los Juegos Olímpicos de Barcelona’92 fueron votadas, mediante un concurso de la
cadena norteamericana NBC (National Broadcastings Company) como uno de los
momentos más inspiradores y motivadores sucedidos en unos Juegos Olímpicos,
incluso esta hazaña fue mencionada por el expresidente de los Estados Unidos,
Barack Obama, en uno de sus discursos presidenciales donde apoyaba la
candidatura de Chicago para albergar los Juegos Olímpicos de 2016.
El Comité Olímpico Internacional utilizó un
lema promocional basado en Derek Redmond y en su reacción en los Juegos
Olímpicos de Barcelona’92. Traducido al castellano: "La potencia se mide en kilogramos. La
velocidad se mide en segundos. ¿El coraje? No puedes medir el coraje.
Actualmente,
Derek Redmond trabaja como coaching compartiendo
los recuerdos de su vida y
motivando a personas y entidades. Basándose en sus
experiencias como atleta, entrenador y presentador fomenta la importancia del
trabajo en equipo, la fijación de los objetivos y la superación de los obstáculos
que nos trae a vida.
Para finalizar, el otro protagonista de la
historia, Jim Redmond, fue designado como uno de los 250 relevistas de la
antorcha de los Juegos Olímpicos de Londres de 2012.
Nuestro humilde homenaje a Derek Redmond, deportista
que nos enseñó en nuestra ciudad, Barcelona, que rendirse no es una opción.
Raül
Vázquez Coma
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